miércoles, 5 de agosto de 2009

Muchacha pálida de moño rojo*

Por José Luis Ramos Salinas
ramosdesal@yahoo.com


La flauta es traversa como tu nombre


I

Agua turbia
como la vida
cuando piedras trae


II

Escultura religiosa
manos blanquísimas
sin pecado concebidas
no temes posar tus pies en el fango
los sapos sólo pueden convertirse
ante ti
ante tu belleza de porcelana


III

Tu belleza
salvo por la música
es irrepetible


IV

Dime
muchacha pálida de moño rojo
dónde amanece tu palidez de estrella lejana
con qué sueñan tus ojos enrojecidos hasta la sangre
con qué tus labios de señales de humo
Dime
muchacha pálida de moño rojo
por qué usas esa corona de viento
por qué el traquetear de tus dedos silbantes
Muchacha pálida
el anonimato no te asienta
tanta ojera sólo puede ser de viento
Muchacha
regálame tu palidez
tu moño
tus ojeras
tus dedos
tus labios de flores y sahumerio


V

Desde que eres lluvia
ya no tengo miedo de caminar sobre los charcos


VI

Déjame caer por el borde de quien eres
sólo quiero ser ola en tus acantilados y
camino en tus sonidos
viento, agua en las afueras
viento, fuego en los adentros
qué he de hacer para ser luz en tus límites
qué, para ser gota, punta, hacha
cuando caigas como agua sobre el mar que te posee


VII

A ti que sólo te dieron el sonido del tiempo
debiste construir tu figura
con el agua de los días
desde entonces me haces falta
desde entonces transcurres
sonríes


VIII

Roxanne, you don't have to put on the red light
I loved you since I knew
Sting


Una brisa de música te recuerda
y se hace tormenta, qué si no!
Roxana de mares y aciertos
Roxana de nubes arrancadas a las ganas de vivir
Roxana de lluvia, de gotas, de olas humedecidas por la nostalgia
Roxana en mis dedos
Roxana en esta sangre que remeda a la vida
Roxana en mis labios
Roxana manantial infinito del tiempo que vendrá
Roxana que fuiste y que serás
Roxana de música agolpada al corazón
Roxana de sístole
Roxana de diástole
Roxana de aquí


IX

Navego por tus brazos
las cataratas de tus vientos son azules
el agua es música y sonido
el tiempo húmedo
y la lluvia implacable con los ojos cansados de llorar
Las voces no vendrán más
a este remero derrotado en alta mar


X

Tu presencia marina en medio de la calle
lo humedece todo regalando sonrisas
cual vientos del lago sagrado
Fluyes cuesta abajo
el asfalto nunca más será asfalto
las calles, por fin, un lugar para caminar


XI


Las yemas de mis dedos te buscan en el vacío
hay algo en él que nos recuerda a ti
regálanos tu presencia de marfil
de pálido río
de canto rodado
de mar amante
de caracola enamorada
de lluvia de espiga
de luz punzante
regálanos tu presencia de falsa felicidad
queremos contigo, la noche de los días, sufrir


XII


Te quiero a fuego, a lluvia
a viento lento de madrugada
a tormenta nocturna sobre mar embravecido
te quiero en la zozobra de este barco dibujado con mis dedos
en este naufragio en que se han convertido mis ojos
en este azul enrojecido que es extrañarte
en este celeste de pura rabia
que es el no morir por pura falta de ganas


XIII

Extrañarte como sol
como luna
como lluvia
como tú, ama de los días


XIV

A estas horas
las veredas deben estar ausentes de ti
y el sol, implacable,
borrando todo rastro de lluvia
-“No vayan a decir
que el amor estuvo aquí”.


XV

No caminas entre los hombres
danzas
como espiga mecida por el viento ofrecida a las aves
Sueles besarle las manos al espantapájaros
y beber agua del pico de los gorriones
Dime que será de ti sino música ofrecida al viento
silbo interminable
brisa marina en medio del asfalto
poesía, poesía


XVI

El sonido del agua viaja entre tus manos
mientras el tintineo de los vasos lo mezcla todo
como una bruma insomne
que arrastra cadenas y flores


XVII

Tus manos se deslizan
como los caminantes que han desandado al sol
y ahora sólo esperan la luna
para sonrojar sus mejillas con sus cuentos de hadas a medio terminar
Un zapato tuyo
puede hacer la diferencia
entre el cielo y la tierra
Pero debes volar a otros cielos
a otros infiernos más azules


XVIII

Tu sangre
huye al celeste como río de lluvia anochecida
En vano esperamos la madrugada
el sol no saldrá
está metido en tus venas como fuego translúcido
de tanto arder
de tan poco calor
de tanta ceniza muerta arrojada al mar de lo que no se queda.


XIX

Cómo explicar lo que te recorre
si la muerte
nunca dio ganas de vivir.


XX

Hasta hoy, nunca supe,
que el fango en el fondo es sólo lluvia
que te deja caminar


XXI

Pensar en ti y en la música
resulta siempre en lo mismo:
tu pie


XXII

Qué decir de los laberintos de tus orejas desnudas, qué de la lluvia que besa nuestros rostros como algo arrancado al momento de morir, qué del frío, qué de tu aliento, qué de tus labios ardiendo en alcohol, qué de la vida que te ansía como el último terreno a conquistar, qué de la risa y su forma de llorar, qué de la lágrima esquiva, qué de la lágrima y su huida silenciosa hacia las cuencas, qué de tu diente crecido como tótem de una cultura ya desaparecida, qué de tus labios, sino jardines, qué de tu cabello sino el deseo irreprimible de perderse para siempre.


XXIII

Ya no tiene sentido ir
si no se puede llegar a donde te marchaste


XXIV

Cómo puede tanto la noche desde que no estás aquí
el silencio cómplice
de ausencia de las estrellas ígneas
no ha perdido minuto
y sólo queda un marcapaso que de cuando en cuando te recuerda
como algo que se va
como música que camina.


XXV

Serás de luz? o
serás de tiempo?
acaso de piel? o
pura agua?
Serás de lluvia como el sol de media tarde.


XXVI

Tu belleza yace descubierta
desde antiguo
como una imagen sagrada ofrecida por las fuentes
desde entonces acompañas al silbido del viento
y eres suave yema
en los dedos de la lluvia


XXVII

Son ríos tus manos danzando por el aire
La vida es un espectáculo creado para ti
Camina, camina, camina
Sé, sé, sé.


XXVIII

Que tu risa no se detenga
ni esas ganas tuyas de morir,
es difícil ser diosa entre los vientos
espuma en la cresta de las olas
es difícil matar a cuchillo, lo sé
es difícil contar 40 pastillas
es difícil quererse hasta morir


XXIX

Cierto espíritu te recorre
como manantial en tus manos
Tus dedos se estiran
como el sonido del agua cuando muere la tarde
Hay en cada ademán tuyo algo de ocaso
y colores en tu pecho boreal


XXX

Al final
tu palidez se yergue en medio de todo
enrostrándole a la vida su insuficiencia
para colorear tanta belleza.


*Solo publicado en versión digital (2005)

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